Top

El precio de no reconocer nuestros errores: el impacto psicológico en nuestras relaciones

Por: Josman Espinosa Gómez

Todos cometemos errores. Es una parte inevitable de ser humanos. Sin embargo, no todas las personas tienen la misma facilidad o disposición para admitirlos, sobre todo en el contexto de las relaciones interpersonales. Ya sea en una pareja, en una amistad, en la familia o en el trabajo, el acto de reconocer que nos equivocamos puede ser profundamente incómodo, incluso doloroso. Requiere humildad, conciencia y muchas veces, el coraje de confrontar nuestra imagen de “persona correcta”.

¿Qué pasa cuando evitamos ese acto de reconocimiento? ¿Qué efectos psicológicos y emocionales genera no admitir nuestros errores? ¿Por qué a veces preferimos justificar, culpar o ignorar, en lugar de asumir responsabilidad? ¿Y qué consecuencias tiene esto en la calidad de nuestras relaciones?

En esta columna exploraremos el valor psicológico de aceptar nuestros errores en los vínculos humanos. Veremos cómo este acto aparentemente sencillo puede tener un impacto transformador tanto en la salud emocional individual como en la calidad de nuestras relaciones. También ofreceremos sugerencias prácticas para cultivar una actitud de responsabilidad emocional, sin caer en la culpa paralizante ni en la negación defensiva.

1. ¿Por qué nos cuesta tanto admitir que nos equivocamos?

Desde pequeños, aprendemos que equivocarse puede tener consecuencias: castigos, burlas, desaprobación. En muchos entornos familiares o escolares, el error no se ve como una oportunidad de aprendizaje, sino como una falta que debe evitarse. Esta enseñanza temprana genera una conexión emocional negativa con la idea de “estar equivocado”.

A esto se suma la forma en que construimos nuestra identidad: queremos vernos como personas justas, lógicas, bienintencionadas. Reconocer un error puede sentirse como una amenaza a esa autoimagen. A veces, la dificultad para aceptar un fallo no es por orgullo ni por maldad, sino por miedo a derrumbar una parte de nosotros mismos.

Además, en las relaciones personales, el reconocimiento del error implica muchas veces un acto de vulnerabilidad. Es decir: decirle al otro “tenías razón”, “no actué bien”, “te hice daño”, “me equivoqué”. Y eso nos expone emocionalmente, nos deja al descubierto.

Entonces, muchas personas prefieren mecanismos defensivos: justifican su conducta, minimizan lo que pasó, culpan al otro, o directamente niegan. Pero esta evitación no resuelve el conflicto. Solo lo tapa momentáneamente, mientras el daño crece debajo.

2. El impacto emocional de no reconocer los errores

Desde el punto de vista psicológico, negarnos a admitir nuestros errores tiene consecuencias importantes tanto en el interior de la persona como en sus relaciones.

A nivel individual:

  • Tensión interna: Cuando sabemos en el fondo que actuamos mal, pero no lo reconocemos, se genera una disonancia emocional. Es como llevar una piedra en el zapato: molesta aunque no se vea.
  • Autoengaño: Nos obligamos a construir narrativas falsas sobre lo ocurrido, distorsionamos los hechos o exageramos los errores del otro para no mirar los propios. Esto deteriora la autenticidad con uno mismo.
  • Rigidez emocional: La falta de autocrítica dificulta el crecimiento personal. Cuando no reconocemos errores, tampoco aprendemos. Nos quedamos atrapados en patrones repetitivos que afectan nuestra evolución emocional.
  • Culpa silenciada: A veces, aunque no lo expresemos, la culpa persiste en el fondo. Puede generar ansiedad, insomnio, irritabilidad o tristeza inexplicable.

A nivel relacional:

  • Desgaste del vínculo: La otra persona siente que sus emociones son invalidadas, que no hay apertura para dialogar ni reparar. Con el tiempo, esto genera distancia emocional.
  • Falta de confianza: Si alguien nunca reconoce cuando se equivoca, el vínculo pierde transparencia. La otra persona siente que no hay honestidad ni madurez afectiva.
  • Conflictos acumulativos: Los errores no reconocidos se van acumulando. Lo que pudo resolverse con una disculpa sincera se convierte en una carga emocional difícil de manejar.
  • Desigualdad emocional: Cuando uno siempre tiene la razón y el otro carga con el conflicto, se rompe el equilibrio necesario para una relación sana.

3. El poder sanador de una disculpa sincera

Reconocer un error no es solo un gesto de humildad, es un acto profundamente reparador. Tiene un valor simbólico y emocional que puede revertir incluso daños profundos. Decir “me equivoqué”, “te herí sin querer”, “debí escucharte más” es como abrir una puerta que había estado cerrada por el orgullo o el miedo.

Desde la psicología relacional, una disculpa auténtica tiene varios efectos positivos:

  • Reestablece la empatía: Al asumir nuestra parte, nos ponemos nuevamente en el lugar del otro. Validamos su dolor o su molestia.
  • Reduce la tensión emocional: La carga emocional que se había acumulado baja notablemente. Muchas veces, una disculpa genuina es suficiente para restaurar el equilibrio.
  • Fortalece la intimidad: Lejos de debilitarlas, las disculpas fortalecen las relaciones. Porque muestran humanidad, sinceridad y compromiso con el vínculo.
  • Fomenta el crecimiento personal: Aceptar errores nos hace mejores personas. Nos enseña a conocernos, a corregirnos, a ser más cuidadosos con nuestras palabras y acciones.

El perdón, por parte del otro, puede o no llegar. Pero la transformación empieza con nuestra disposición a vernos con honestidad.

4. ¿Qué nos impide reconocer nuestros errores?

Existen varios factores psicológicos que actúan como barreras:

  • El ego: Una identidad basada en la necesidad de tener siempre la razón se siente amenazada ante el error. Pero el ego rígido es una armadura que nos impide conectar.
  • La vergüenza: Sentir que “si me equivoco, valgo menos” es una creencia limitante muy común. Sin embargo, reconocer el error no te hace débil: te hace más humano.
  • El perfeccionismo: Las personas con estándares internos muy elevados suelen verse a sí mismas como incapaces de fallar. Cuando eso sucede, no toleran reconocerlo.
  • El miedo al conflicto: A veces evitamos reconocer errores por temor a que se abra un conflicto mayor. Pero esa evitación muchas veces profundiza el malestar.
  • La herida narcisista: En personas que fueron muy criticadas o invalidadas en la infancia, admitir un error toca heridas profundas, asociadas con la humillación. Por eso, lo evitan como mecanismo de protección.

5. ¿Cómo se construye una actitud saludable frente al error?

Reconocer errores no se trata de andar por la vida pidiendo perdón por todo. Tampoco implica autoacusarse constantemente. Se trata de desarrollar una responsabilidad afectiva, es decir, la capacidad de hacernos cargo del impacto que tienen nuestras palabras, acciones o decisiones en los demás.

Esto requiere varios pasos:

  • Auto-observación: Notar nuestras reacciones, nuestras palabras, nuestras omisiones. Estar atentos a cómo actuamos.
  • Empatía activa: Preguntarnos cómo se sintió el otro con lo que hicimos o dijimos. A veces no fue nuestra intención dañar, pero igual hubo un impacto.
  • Humildad emocional: Entender que todos podemos equivocarnos, incluso con buenas intenciones. Y que eso no nos hace peores personas.
  • Diálogo sincero: Estar dispuestos a escuchar el malestar del otro sin defendernos de inmediato. Escuchar para entender, no para rebatir.
  • Capacidad de reparación: Ofrecer una disculpa, pero también proponer acciones concretas para reparar el daño o evitar repetirlo.

Sugerencias para desarrollar una actitud más saludable frente a los errores en tus relaciones

1. Cambia la idea de “error = debilidad”

Equivocarte no significa que seas menos valioso. Significa que estás vivo, que te relacionas, que te importa. Cambia el enfoque: el error es parte del crecimiento.

2. Escucha sin interrumpir

Cuando alguien te dice que se sintió mal por algo que hiciste, no lo interrumpas ni lo niegues de inmediato. Escucha. A veces solo se necesita sentir que uno fue escuchado.

3. No te justifiques de inmediato

Una de las formas más comunes de invalidar al otro es decir: “No era mi intención”, “Tú malinterpretaste”. Aunque eso sea cierto, primero valida el impacto que generaste.

4. Disculpa sin “peros”

Evita frases como “Perdón, pero tú también…” o “Sí, me equivoqué, pero tú me provocaste”. Una disculpa sincera no tiene condiciones.

5. Practica el “me equivoqué” con cosas pequeñas

Cuanto más practiques asumir pequeños errores, más fácil te será hacerlo en situaciones complejas. Empieza con lo cotidiano: “Tenías razón, me equivoqué con el horario”, “No debí hablarte así ayer”.

6. Observa cómo mejora el vínculo

Presta atención a cómo se transforma una relación cuando asumes tus errores. Generalmente, hay más cercanía, más confianza, más respeto mutuo.

7. Trabaja en terapia si te cuesta reconocer errores

Si sientes que reconocer tus fallas te desborda emocionalmente o te conecta con mucho dolor, considera buscar ayuda profesional. A veces hay heridas profundas detrás de esta dificultad.

Conclusión

Negar nuestros errores en las relaciones puede parecer un mecanismo de defensa útil, pero a largo plazo, es una trampa emocional. Nos aleja de nosotros mismos y de los demás. Nos aísla detrás de una máscara de autosuficiencia que, en el fondo, nos deja más solos.

Por el contrario, reconocer nuestras fallas con honestidad, responsabilidad y empatía es un acto de madurez emocional. Es construir vínculos más sólidos, más humanos, más reales. Es decirle al otro, y a nosotros mismos: “No soy perfecto, pero me importa. Quiero hacerlo mejor”.

Aceptar que nos equivocamos no nos disminuye. Nos engrandece. Porque quien reconoce sus errores no solo repara un vínculo: también se reencuentra consigo mismo.

Si requieres apoyo profesional respecto a tu salud mental, estoy a tus órdenes en

mis medios de contacto y redes sociales.

Whatsapp 5534593337, correo electrónico: josman.eg.1@gmail.com

Facebook: https://www.facebook.com/DrJosmanEspinosa

Twitter: @JosmanPsicólogo

MÁS EN BRUNOTICIAS SOBRE RECONOCER ERRORES

Esta y más información puede leerla, verla o escúchela en BRUNOTICIAS. Síganos en Facebook @Brunoticias. Nuestro Twitter @brunoticiass. En el Instagram @brunoticiass, o bien puede suscribirse al canal de YouTube Brunoticias. Escuche nuestro Podcast Brunoticias en SpotifyApple Podcast o Google Podcast.